Se trata del grado más alto de entre las incapacidades permanentes.

En esta situación, la trabajadora o trabajador se encuentra incapacitado para desarrollar cualquier actividad laboral, igual que sucede con la incapacidad absoluta, pero, además de esto, debe necesitar la ayuda de una tercera persona para realizar las actividades cotidianas, tales como levantarse, vestirse, moverse…

En este caso a la pensión mensual se le suma un complemento destinado a poder pagar esta ayuda.

Éstas son, resumidamente, las claves principales de la gran invalidez:

  • La trabajadora o trabajador se encuentra completamente incapacitado para cualquier actividad laboral. Pero, además, necesita de la ayuda de otra persona para las tareas cotidianas.
  • La principal diferencia entre la gran invalidez y la incapacidad permanente absoluta radica en esto mismo: en la necesidad de ayuda en el día a día.
  • En los casos de gran invalidez se percibe una pensión, consistente en el 100% de la base reguladora. Y, además de ello, también se percibe un complemento.