La incapacidad permanente parcial es el grado menor de las distintas incapacidades permanentes.
Podemos trabajar (incluso en el mismo puesto en el que estábamos antes), pero nuestra capacidad para llevar a cabo la actividad se ha reducido, por lo menos, en el 33%. En este caso recibiríamos una indemnización y continuaríamos trabajando, aunque tengamos dificultades en algunos casos o tengamos que hacerlo más despacio.
Como hemos dicho, es posible que esta incapacidad nos afecte en nuestra actividad. Deberíamos volver a nuestro puesto de trabajo y, en el caso de que las dificultades fuesen grandes, la empresa debería movernos a otro puesto similar.
Sin embargo, en el caso de que no hubiese un puesto adecuado (o la empresa dijese que no lo hay), tendría la posibilidad de bajarnos el salario un 25%. Así que, cuidado, ante cualquier duda, ponte en contacto con el sindicato. La empresa puede aprovechar esta situación para empeorar tus condiciones laborales.