Para finalizar…
Las horas complementarias se crearon en el año 1998 (mediante el Decreto 15/1998, que ya no está en vigor). Desde entonces, la legislación ha ido cambiando, aunque no en el sentido que quisiéramos. De hecho, se ha ido aumentando en su desregulación y flexibilización: se ha ampliado su uso, se ha reducido el tiempo de preaviso, además de para contratos indefinidos, también se han implantado para contratos temporales, se han creado las horas complementarias “voluntarias”, se ha subido el límite máximo…
Su creación y modificaciones vinieron de manos de los distintos gobiernos del PP, primero Aznar y Rajoy después. De hecho, los últimos cambios fueron en aquella reforma laboral que supuestamente el PSOE iba a derogar. Pero ésta, como con otras tantas medidas perniciosas, continúa en vigor. No han tenido nunca intención de meter mano a esta forma de explotación.
A las empresas les vienen que ni pintadas las horas complementarias. Así, pueden contar con grandes niveles de flexibilidad, sin especiales costos económicos. Por su parte, las trabajadoras y trabajadores a jornada parcial, colectivo que sufre especialmente precariedad y salarios bajos, pueden aumentar sus ingresos. Recordemos, además, que una inmensa mayoría de personas que están contratadas a jornada parcial querrían trabajar a jornada completa.
Sin embargo, en cualquier caso, las horas complementarias no hacen más que aumentar esa dinámica de precariedad: complementar nuestro salario por medio de horas complementarias no nos ofrece ninguna seguridad o estabilidad, ya que, al no ser jornada ordinaria, no sabemos si esta situación se prolongará en el tiempo; además, como las horas complementarias las tenemos que hacer cuando a la empresa le parezca, no somos dueñas de nuestro tiempo libre, y qué decir de la supuesta “voluntariedad” . Afectan directamente a la conciliación, además de impedir nuestros proyectos de vida. Sin olvidar que las horas complementarias no cambian el coeficiente de parcialidad, por lo que diversas prestaciones, como, por ejemplo, el desempleo, serán más bajas, aunque trabajemos más horas.
Aquí os hemos explicado que es lo que fija la ley y que también sabemos bien todas y todos que la ley muchas veces no se cumple. Pero el que hayan convertido este proceder en costumbre no quiere decir que tengamos que aceptarlo y que tengamos que resignarnos. Como siempre decimos, para hacer valer nuestros derechos, lo primero es conocerlos. Y, si están cometiendo fraude contigo, ten por seguro que no eres la única persona en la empresa. ¡Organízate y aúna fuerzas!