Centros especiales de empleo

Actualizado el 14/10/2021

Los centros especiales de empleo, en teoría, por lo menos, son empresas que deberían servir para ayudar en la inserción laboral de las trabajadoras y trabajadores con diversidad funcional. Decimos que “en teoría”, porque en la práctica se han convertido, en su mayoría, en centros para la explotación de estas personas.

Características de los centros especiales de empleo:

El 70% de la plantilla de los centros especiales de empleo, como mínimo, debe estar formada por trabajadoras y trabajadores con diversidad funcional y el grado de discapacidad de estas personas debe ser, por lo menos, del 33%. Para trabajar en estos centros es necesario tener un certificado de discapacidad. Ver “Dónde acudir para lograr el certificado de discapacidad”?

Aunque estos centros pueden ser creados por las administraciones públicas y aunque puedan ser organizaciones sin ánimo de lucro, la inmensa mayoría de ellos son empresas privadas y, como todas las empresas, su objetivo es conseguir todo el beneficio posible.

Una de sus características principales: deben contar con unidades de apoyo para las trabajadoras y trabajadores. Por esta razón reciben, precisamente, ayudas públicas. No obstante, en la mayoría de centros no hay unidades de este tipo y, en los centros en los que las hay, no son adecudas. Ese servicio muchas veces lo dan trabajadoras y trabajadores que no tienen la formación necesaria para ello y que se dedican a otras funciones dentro de la empresa. Además, las actividades que se realizan no ayudan a que las trabajadoras y trabajadores con diversidad funcional hagan el tránsito al empleo ordinario.

De la misma manera, aunque la mayoría de las empresas digan que realizan planes individualizados, las trabajadoras y trabajadores no toman parte en dichos planes y, en general, no se actualizan. Por esta razón, el desarrollo profesional y la inserción laboral de estas personas es muy reducido.

Situación de los y las trabajadoras en estos centros:

Las trabajadoras y trabajadores con diversidad funcional sufren mayor precarización y hay que decir que es la misma ley la que da luz verde a que esto sea así.

En los centros especiales de empleo las condiciones laborales suelen ser mucho peores que en las empresas ordinarias. En lo referente a los salarios, por ejemplo, la ley establece que la remuneración de las y los trabajadores con algún tipo de discapacidad puede ser inferior al salario mínimo interprofesional (hasta un 25% menos del SMI: 723,50€ de salario a partir de septiembre de 2021). Esto, por sí mismo, impide llevar adelante una vida autónoma.

Como hemos dicho, estos centros no sirven de puente al empleo ordinario. Más aún, dentro de la empresa suele haber un gran estatismo, es decir, no hay apenas rotación de puestos de trabajo ni tampoco oportunidades de promoción. Por tanto, las trabajadoras y trabajadores suelen estar sujetos a unas únicas funciones repetitivas.

Bonificaciones a las empresas

En los centros especiales de empleo, además de que las y los trabajadores soporten una situación de gran precariedad, las bonificaciones que reciben las empresas son especialmente grandes. Ésta es la razón por la que este tipo de empresas se han multiplicado durante la última década. En Hego Euskal Herria existen más de 100 centros de estas características.

De hecho, la mayor parte de las ayudas que conceden las administraciones para que las personas con diversidad funcional se integren en el mercado laboral las dirigen a los CEEs. Estas empresas están especialmente subvencionadas: financiación del 100% de las cuotas a la Seguridad Social, subvención del 50% del salario mínimo interprofesional por cada trabajadora o trabajador con discapacidad, bonificación de entre 4.000 y 12.000 euros por cada contrato, entre otras medidas.